Hola a todos este mes también publicamos la información sobra la última exposición que inauguramos el pasado 16 de junio 2017.
Empezamos la tarde con la actuación de Armando Vega que empezó la velada con poesías de contenido social en acorde con la exposición que se estaba inaugurando, para acabar con poemas más personales.
Proseguimos la tarde con la presentación de la obra y una pequeña explicación de cada una para que el espectador entendiera más su contenido social.
Agradecemos a Diego Carrera, el único artista presente de los seleccionados, que nos ofreció una bonita y amena explicación de la dos fotografías que expuso en esta ocasión y que luego publicaré.
Los artistas seleccionados son: Diego Carrera, Pere Daura , Gergana Elenkova,
Díez Mariezcurrena, M.L. Son 6 las obras seleccionadas mas 3 obras de colección del mismo espacio:
Autor: Pere Daura
Titulo: » Muerte y Primavera» (Muerte de la vida y Primavera del Sistema).
Medidas: 40x 40 x15 cm
Técnica: Hierro forjado y soldado.
Precio: 500 euros
MUERTE EN PRIMAVERA:
Esta obra está inspirada en un poema creado por mi mismo de título homónimo en lengua Catalana. El poema es pesimista pero finalmente deja entrar un rayo de esperanza.
Poema “ Muerte En Primavera”:
Inmóvil, vuela, obscura
La alegría extraña del vacío.
Traspasa la luz de azules ojos
La alegra muerte del tiempo.
El lagrimal desbordado por la Muerte
Ve venir a los Santos Inocentes
Mientras fracaso engaño a la Muerte
Y entierro a los débiles que se van…
El silencio me hace viejo e impotente
Nadie me oye, me pesa el cuerpo y caigo al suelo.
No puedo levantarme ni moverme y el agua me empieza a cubrir.
Tengo frio pero la esperanza brilla pulida
El sol al agua, me calienta y vuelve la vida.
Me levanto, como, respiro, La Primavera es Viva.
Pere Daura
Autor: Diego Carrera
Título: Bienvenido a mi casa.
Técnica: Fotografía
Medida: 30×40 cm
Precio: 150 euros
Diego nos contó la historia de esta foto donde nos comenta su experiencia de voluntario en República Domenicana, ahí antes de entrar en la casa de alguien para poderle ayudar tienes que hacerte aceptar por el dueño de la modesta casa y te tiene que dar el bienvenido a su casa , desde el titulo de la obra.
Autor: Diego Carrera
Título: Infancia perdida.
Técnica: Fotografía
Medida: 30×40 cm
Precio: 150 euros
De esta foto Diego nos cuenta otra experiencia de voluntario en las fronteras de Grecia y Turquía..una tierra de medio donde ni sabes si estás en un país o el otro, donde los niños no tienen escolarización y están perdidos como sus infancia.
Autor: Gergana Elenkova
Titulo: Accesorio cabezal para un sujeto II
Medidas: 56 x 21 x 21cm.
Técnica: Archivo fotográfico a color de la instalación corporal.
Cuero, hilos y elementos metálicos,
Precio: 70 euros
Autor: Gergana Elenkova
Titulo: La trampa
Medidas: 75 x 75 x 2 cm. El tamaño de la fotografía junto al marco es de 42 x 33cm.
Técnica: Archivo fotográfico a color de la instalación corporal.
Tiras de cuero, remaches y cadenas de acero.
Precio: 70 euros
Las dos obras de Gergena son una representación simbólica y una denuncia social tangible de las estructuras del poder que tienen como su principal objetivo el sujeto contemporáneo.
Autora: Díez Mariezcurrena, M.L.
Título: de camino a casa
Técnica: fotografía digital – canon 750D, focal 18+mm/ ISO 800, f/5, 0’6 seg
Medidas: 50×33 cm
Conozco Gijón, un poco. Sé que es una ciudad de gente activa. Sé que el Muro está lleno de
corredores y panadores. ¿Por qué decide uno empezar a correr hoy por hoy? En mi caso,
fue una decisión prácca: empecé a hacer foong al salir de trabajar de noche, así si alguien
me intentaba hacer algo yendo a casa no tenía que arrancar a correr de golpe, ya estaba
corriendo. Y la verdad es que fue mano de santo.
No, no penséis que vivo en un Madrid o un Nueva York. Vivo en una capital de provincia
relavamente grande, medianamente pequeña. No vivo en una barriada apartada de la
ciudad, vivo en el centro urbano. No bebo. Siempre que me han seguido ha sido yendo a
casa, o a trabajar, o a coger el autobús. Soy una persona cauta, estoy atenta y tengo cuidado.
¿Pero por qué tengo que tener yo más cuidado que alguien que pese treinta kilos más que
yo? ¿Por qué tengo que ir acompañada a todas partes como si fuera una niña? ¿Por qué
tengo que gastar yo un porcentaje importante de mi sueldo en volver a casa sobre ruedas si
decido trabajar en un polígono industrial, o en un cine, o en un horno de pan? ¿Por qué
tengo que apuntarme a la moda del foong urbano si no es por gusto?
Porque mi ciudad ene toque de queda y cuando se pone el sol cambia de dueño: es el
gueto de la oscuridad y el miedo.
La culpa ha sido nuestra. La culpa ha sido de toda la gente que de una manera o de otra
decidió dejar que esas calles se quedaran vacías. Es muy fácil denunciar la corrupción de los
gobernantes, exigir mayor presencia policial, y quedarse mirando de brazos cruzados hasta
que todo se solucione. Es muy fácil lamentar desgracias que suceden a kilómetros de
distancia. Pero hay cosas que son cosa nuestra, de todos. Es una auténtica vergüenza que
una persona tenga que gritar «¡Fuego!» si la asaltan por la calle para que la gente se digne a
mirar por la ventana. Los vecinos de mi ciudad cogen el coche para hacer trayectos que a pie
cubrirían en un cuarto de hora. ¿Cómo hemos podido llegar al punto en que nos parezca
normal que la delincuencia sea dueña de determinadas calles, cuándo nos hemos resignado
a ceder ese territorio? La solución no es ceder cada vez más terreno. Me han seguido varias
veces, he tenido más de un altercado, he pasado auténtico miedo. He aprendido a tomar
precauciones que me enfurece tener que tomar. Pero nunca dejaré que el miedo me
encierre en casa; y mientras hacía esa fotografía en mitad de la noche, en un cruce entre un
paso subterráneo de penosa fama, un frondoso y oscuro parque y unos soportales
inhóspitos, sabía que con nuestra sola presencia mi cámara y yo éramos las que hacíamos de
ese punto de la ciudad un lugar seguro si algún niño o alguna persona menuda necesitaba
pasar por allí en ese momento.
No le estoy pidiendo a nadie que corra riesgos, que se ponga en peligro. Hay pocos lugares
del mundo en los que me sienta tan segura como en Gijón. Sólo espero que siga así muchos
años, que podáis presumir por mucho tiempo de la tranquilidad de vuestras calles. Los
asturianos tenéis fama de bravos y nobles. No abandonéis vuestras calles. Y si cerráis las
persianas, que sea para que las luces de las farolas no os desvelen, no para darle la espalda al
mundo.
No dejéis que el gueto de la noche se extienda.